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Capitulo VI El Pantano del Ordunte

Como ya dije antes mi recuerdo es que mi tío Santiago vivía en Nava y era el Molinero pero cuando vinieron los ingenieros de Bilbao a buscar el mejor emplazamiento para el pantano que proveyese de agua a esta ciudad fue el, el que los acompaño durante sus visitas.
Los ingenieros tomaron la decisión del lugar mas idóneo y mi tío siguió con ellos durante la construcción, quedándose luego como guarda jurado hasta su jubilación, gracias a esto mi tío ayudo a mi padre en un momento en que necesitaba trabajo consiguiéndole primero un puesto de peón, luego paso a listero, después dinamitero, luego jefe de cuadrilla y pasados unos exámenes se quedo también de guardia jurado, por cierto que para aprobar esos exámenes le valió mucho lo que estudio para cuando trato de ser guardia civil.
Yo vi prácticamente toda la construcción del pantano como quien dice día a día ya que fueron muchos días que mi padre cansado de comer de seco y no caliente cono el decía le pedía a mi madre que le preparase un serón con la comida que el prefería, patatas, judías, garbanzos o lo que había para todos, yo tomaba el camino y ¡Ala¡ para el pantano cuatro o cinco kilómetros, recuerdo la gran machacadora donde se molía la piedra que sacaban de las canteras, las grandes torretas por las cuales subían las vagonetas llenas de hormigón que luego los operarios se encargaban de repartir los distintos sitios del muro , cuando terminaron el pantano el muro en forma de semi-circunferencia tenia por debajo del pretil un paso de camiones, recuerdo también los aliviaderos que estaban a los lados del pantano y que devolvían el agua al antiguo cauce del rió y las compuertas bajo aquel espesor de hormigón las cuales al pasar el agua entre ellas y la sala de maquinaria hacia un ruido tremendo.
El agua que se sirve a Bilbao se nutre de una torre que hay en la parte alta así como de unas tomas que existen bajo la base del muro toda ella va canalizada por galerías y tuberías por una conducción que va hasta Balmaseda , a su paso por Jijano o Edilla cruzan la ladera del monte por medio de unas tuberías que van tanto bajo tierra como por el aire, en el caso de las bajo tierra cada cierto tiempo existen una arquetas con escaleras de hierro que llevan hasta el fondo de la tubería, recuerdo que al llegar abajo se veía correr el agua y mi padre en ocasiones tenia que medir la altura de la misma entre varias arquetas para comprobar que no existían fugas en la canalización , si me quedaba con el cuando hacia estos trabajos de campo buscábamos setas o fresas las cuales llevábamos luego para casa, también recuerdo que mi padre compro una bicicleta con la cual nos defendíamos como podíamos para ir o volver al pantano por aquellos caminos de carros.
El éxito de mi padre o mejor dicho uno de sus éxitos fue el derribo de las torteas que quedaron por la parte sin agua del muro y que habían servido para subir el hormigón , estas eran de hierro y estaban reforzadas con todo el cemento que habían ido soltando todas las vagonetas que por ellas subían, los ingenieros temían que al dinamitar las mismas estas cayesen sobre el propio muro de la presa o en las construcciones que existían en la base; mi padre aprovecho su experiencia al cortar árboles y fue indicando como y con que ritmo poner las cargas para que aquellas torres venciesen en la dirección correcta al igual que cuando se corta un árbol se hace la cuña del corte en la dirección correcta, así se hizo e incluso le felicitaron los jefes desde Bilbao, desde aquel día si antes era considerado por todos luego fue aun mas, otro de sus logros fue una escalera que todavía supongo existirá que subía desde la parte baja del muro por toda la pendiente de la montaña, siempre que visitaba la presa ya de mayor al volver de Madrid para ayudar a mis padres en las labores del campo alguien me recordaba que esa escalera la había diseñado mi padre y la había levantado peldaño a peldaño con su cuadrilla.
El tío Santiago vivía en las casas de los guardas, estas estaban en la montaña pero dando las vistas casi a Nava, yo me invitaba de vez en cuando a comer, lo pasaba bien con mis primos Elena, Jesús, Josechu y luego nació Presen, se fueron a vivir a Zalla ya que al tío al final le cambiaron de destino, la ultima vez que estuve en su casa no me dejaron verla ya que estaba en malas condiciones, al jubilarse mi tío se fue a vivir a Balmaseda donde murió al igual que el abuelo Eulogio que bajo a Burceña a vivir con ellos.
Os preguntareis el motivo por el cual nosotros no acabamos viviendo en las casas de los guardas, pues la realidad es que quien tomo aquella decisión fue mi madre ya que decía que siempre que estuviésemos en Burceña podríamos cultivar y siempre que cultivásemos no faltaría comida.
En el lugar donde esta el pantano había una granja ganadera, tenia todas las tierras que ocupa el agua hoy en día, de los buenos edificios, los tremendos establos, los prados y la cantidad de árboles frutales donde uno se perdía entre manzanos, perales, guindos y granados ya nada queda; recuerdo también las fuentes y los jardines que poseía aquella explotación y lo que me sorprendió la primera vez que vi aquellos granados en flor.
Los piensos para el ganado los traían los vascos desde América al puerto de Bilbao y desde allí en trenes o camiones llegaban a Nava por la carretera asfaltada que alcanzaba la propia puerta de la explotación. No se como el ayuntamiento de Bilbao pudo expropiar aquello aunque por aquel entonces hacia prácticamente lo que quería con el valle, aun veo en mi memoria las manadas de vacas blancas y negras que pasaron por delante de nuestra casa en Burceña con una ubres que casi les arrastraban, siempre que veía el cartel en la presa que decía propiedad del Excelentísimo Ayuntamiento de Bilbao recuerdo aquellas vacas y siento pena.
El pantano tiene una carretera de circunvalación defendida por alambre que rodea la línea de agua pero cercanos a la orilla plantaron setos de ciruelos que en verano ofrecían entre sus hojas verdes sus frutos de colores rojo intenso y amarillo, nosotros las recogíamos cuando no estaban cerca los guardas o cuando los mismos eran de nuestra familia.
Después de llevar unos años construido el pantano, las truchas aumentaron mucho en numero y tamaño cuando venia la temporada de desove y llovía crecían mucho los arroyos y por pequeños que fuesen estos siempre se encontraba alguna trucha hasta en muchas ocasiones en las vertientes de las cunetas , así que ante esta situación casi siempre acabábamos con alguna trucha la cena gracias a una remanga que construimos entre mi padre y yo, el pescar con remanga es bastante sencillo siempre que haya bastantes peces el sistema es como el que os cuento la remanga no deja de ser una red terminada en punta y que en el lado opuesto a la misma tiene una abertura mas ancha que se clava en el arroyo gracias a un palo situado en cada uno de sus extremos, el cual una vez clavado refuerzas con una hilera de piedras para abarcar el mayor ancho posible del cauce del arroyo, una vez plantada la remanga y desde la parte mas elevada del arroyo vas bajando hacia ella por el interior del mismo dando palos y chapoteando en el agua las truchas tenderán a huir de estas vibraciones y acabaran entrando en la remanga para difícilmente salir, el problema era que cuando te venían muchas a la vez tiraban tan fuerte que había que sujetar con fuerza el final de este artilugio para que no lo arrastrasen ellas con su fuerza, recuerdo que en una ocasión que nos entraron seis grandes de un solo empujón me tiraron al arroyo del empujón que dieron por lo que tuve que tuve que decir .- ¡Padre, padre! Rápido que me llevan que la remanga esta llena; por medio de este sistema una vez pescamos una que llego a pesar cuatro kilos y medio aunque lo mas normal eran truchas alrededor de un kilo y que solo en raras ocasiones pasaban de los dos, no éramos los únicos dedicados a este pasatiempo también estaban muy aficionados Judiíllas de Hornes y Joaquín de Palacio que al igual que nosotros también utilizaban un esparavel cuando en vez de ir por arroyos pescábamos en las pozas, este instrumento es una malla redonda con mucho vuelo que tiene una cuerda en el centro la cual se ata al brazo del que lo utiliza, los bordes de la malla van cogidos hacia dentro y en este paracaídas invertido también se sitúan unos plomos bastante pesados que cumplen la función de que se hunda lo mas rápidamente posible una vez lanzado cuando llega al fondo se va tirando lentamente de el hasta la orilla quedando en ocasiones las truchas encerradas en sus redes.
Mas tarde echaron al embalse lubinas y barbos los cuales aumentaron a millares ya que desovaban después que las truchas y se comían parte de los huevos y alevines de estas, un día estábamos sacando patatas mi madre y yo , llego mi padre y me pidió que fuese a por la burra del abuelo ya que tenia escondidos en El Corujo dos sacos de lubinas, yo nada mas oírlo al rato estaba allí montando al trote; parece ser que mucha relación había entre el guarda forestal y mi padre, al menos los dos eran guardas y cuando algo abundaba en cada una de sus competencias siempre sobraba para el otro en este caso lubinas y en otros algún corzo, así que como veis en época de desoves siempre familia y amigos tenían pescado fresco, mi madre recogió tal asco al pescado de tanto que limpiaba que llego a aborrecer hasta la merluza y solo comía arenques de tarde en tarde.

2 comentarios:

BikainSetter dijo...

Lubinas ?. Se referirá a Loinas. La lubina es de mar.

BikainSetter dijo...
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